jueves, 24 de marzo de 2011
Domingo en el parque.
Seguía siendo domingo y ellos continuaban hablando.
-Bueno, vamos –dijo el Señor Blue.
-¿Qué? Yo no dije en ningún momento que te iba a acompañar –contestó el Jardinero.
-Pensé que querías recuperar tu “don” para escribir.
-Si, pero no puedo salir. No salgo.
-¿Por?
-Pánico, agorafobia y un montón de desordenes psicológicos que limitan mi vida a estas cuatro paredes.
-Dale, dejate de joder.
-NO PUEDO, y no me vengas con esas boludeces de que “si querés podés” y esas mierdas, porque conmigo no funcionan.
-Ok, no te voy a insistir, pero en vez de leer tantas aventuras y escribirlas, deberías por una vez en tu vida vivir una.
-Ahí está la puerta. Nos vemos.
-Está bien, no es para que te lo tomes así. Somos amigos, lo digo por tu bien…a propósito ¿y el Mono con teclado?
-Se fue, como todos, simplemente se fue. Si ya terminaste, tengo que dormir.
El Señor Blue comenzó a alejarse hacia la puerta bastante desconcertado.
-¿A donde se van a encontrar? –preguntó el Jardinero.
-Curiosamente me citó en el parque Rivadavia.
-Pensé que ella detestaba ese lugar.
-Si, yo también, pero como toda mujer actúa de formas misteriosas.
Siempre era bueno ir al parque para el señor Blue, aunque el parque Rivadavia no era aquel santuario que había sido en los dorados noventas…los noventas, allá lejos y hace tiempo. Recordaba recorrer los puestos en busca de aquel CD importado que las discográficas no pensaban editar en el país, hallar ese numero de la “Patrulla Condenada” que le faltaba para ir completando la colección…tantos recuerdos pasaban por la cabeza de Blue, recuerdos de una época que no volvería. Una época en que algo como el formato mp3 era impensado, una grabadora de CD algo salido de un cuento de ciencia ficción y el DVD…todavía no habían logrado abandonar la era del VHS. Una época en la que con cincuenta pesos podías llenar la mochila de libros…todo eso había quedado atrás, muy atrás. Hoy el parque era la meca de la piratería, podían conseguirse discos raros. Si, pero grabados. ¿Libros? Si, algo se conseguía, pero nada que te dejara con la boca abierta. ¿Alguien dijo vinilos? Los que vendían discos descubrieron que era más rentable bajar películas de Internet y pasarlas a DVD. Quedaba algún nostálgico que vendía VHS, pero pronto seria deglutido por la maquina del progreso…
PUM!!!
Un golpe en su brazo sacó a Blue de su viaje mental a su adolescencia, giró su cabeza para ver que lo había golpeado o mejor dicho que había golpeado el por estar papando moscas.
Era una chica. Cabello negro y corto con algunos mechones turquesa, aros en la nariz, ceja y seguramente en otros lados que estaban reservados a algunas miradas un poco mas intimas. El rostro pálido, los ojos hermosamente delineados de negro haciendo juego con el lápiz labial. No hizo falta mirar mucho mas para catalogarla de “interesante”, era definitivamente del tipo de fauna que frecuentaba el parque. Blue intentó clasificarla dentro de alguna tribu. Parecía “gótica”, pero también tenia algo de “hardcore”, esos tatuajes eran definitivamente “rockabilly”, había algo de “heavy” y de “punk”…Blue bajó la mirada y se dio cuenta que al colisionar con la chica la había hecho tirar algunos de sus libros. “Y que mejor manera de saber como es una persona por lo que lee” pensó nuestro antihéroe y se agachó raudo a recoger un grueso volumen forrado con un tierno papel de Winnie Poh. Lo tomó con una mano, lo sopesó. Bien podía ser una biblia por el tamaño y la delgadez del papel.
Blue borró su sonrisa estúpida cuando vio el titulo del libro, se apresuró a cerrarlo y a ponerlo en las manos de la chica como si le quemara. Al tiempo que un tipo de contextura física gorilesca lo apartó de un manotazo de al lado de la joven.
-¡Fijate por donde caminás! –dijo el “gorilón”, solo bastó una mirada para que Blue se diera cuenta a que tribu urbana pertenecía el tipo. No sabía por que, pero siempre que veía a uno de estos le venia a la cabeza una canción de los Dead Kennedy’s…
-Nazi punk fuck off –escupió Blue. Lo que acababa de hacer era prácticamente un suicidio. El tipo apretó los puños y se lanzó sobre Blue, solo los separaba la delgada y delicada anatomía de la chica de los mechones turquesa.
Cuando Blue volvió a abrir los ojos tenía el puño del “gorilón” detenido a unos centímetros de su rostro. Algo había detenido al nazi…Blue nunca se alegró tanto de ver a un policía de la federal. Se sintió como cuando Marty, digo Calvin era salvado por Strickland de ser golpeado por Biff en la cafetería.
Blue acomodó su corbata y caminó en dirección opuesta hacia donde se habían ido el nazi y su chica, tomó su teléfono para ver la hora y notó que tenía un mensaje. “Voy a llegar una hora mas tarde” le escribió “ella”. Eran mas de las doce del mediodía y el estomago de Blue comenzaba a quejarse…
El recordaba que por ahí había un lugar para tomar algo, un sótano en una callecita que cortaba a Rivadavia, uno de esos sitios que le gustaba frecuentar al “bastardo”, pero de eso ya había pasado mucho tiempo, parecía mentira que el “bastardo” había dejado este mundo hacía ya casi tres años.
Blue no tuvo problema en encontrar el lugar, todavía se seguía llamando “Crystal Ballromm”. Y Blue no titubeó al momento de bajar la empinada escalera apenas iluminada con dos lámparas amarillas que conducía al salón. Solo deseaba que el sitio no se hubiera convertido en un cabaret. Cruzó tímidamente la puerta vaivén (como esas que hay en los Saloon de las películas de vaqueros) y se encontró con un antro oscuro, con un escenario al fondo y unas cuantas mesas con sus sillas, y un puñado de clientes. Se sentó y esperó que la mesera le tomara el pedido mientras pensaba en como era posible que un lugar que rompía con todas las normas de higiene y seguridad estuviera habilitado, ¿Pero quien le había dicho que estaba habilitado después de todo?
Después de un rato sentado y con sus ojos habituados a la oscuridad pudo ver algunas cosas que le llamaron la atención, algunos afiches del periodo de la segunda guerra mundial, algunas cruces de malta y bastante memorabilia del tercer Reich. Otra vez la canción de los Dead Kennedy´s le vino a la cabeza. Tenía que salir de ahí enseguida, pero algo le llamó la atención. Un tipo delgado de traje se subió al escenario y agarró el micrófono.
-Por favor un fuerte aplauso para el camarada Marco Rojas. –dijo el tipo que actuaba a modo de presentador.
-Perfecto, el Jerry Seinfeld del “nacionalsocialismo” –murmuró Blue asegurándose de no ser oído por nadie. De repente sus ojos se clavaron fijamente en los ojos del tipo que había subido al escenario a hacer su rutina de Stand up neonazi. Blue se quedó frío.
-¡Es el! ¡Es el que se me hizo el vivo en el parque! –gritó el “gorilón” desde el escenario.
-Gulp –tragó Blue. Lo que se venía era pesado. ¿Por qué una chica Forraría “Mein Kampf” con un papel de Winnie Poh?
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8 comentarios:
jeje, suerte con el neonazi jeje, esas alegres reuniones pospuestas...
suelen ser problematicas, si no pasa algo mas, el solo hecho de esperar ya da pie a la molestia(mi caso al menos)
Confieso que hay cúmulo de gente a la que no entiendo, de entre ellas los "nazis" latinoamericanos ocupan un lugar preponderante... Porque, vamos, si fueran consecuentes con los ideales que dicen seguir, se pegarían un tiro directamente... Hay un cúmulo de gente a la que no entiendo, pero vamos, la verdad es que a veces lo prefiero así
Muy bueno me gustaron mucho esass interesantes decripciones-explicaciones que son disgreciones del narrador.
El nazi latinoamericano es un especimen carente de sentido que como bien dice Hutopo, si se pegaran un tiro ellos mismos contribuirian a su propia causa, nada mas ridiculo que pretender llevar el estandarte de la raza aria en un pais como este. por desgracia los sigue habiendo, hablare de ellos en proximas entradas creo
Stand up neonazi¿? !!! Y sí... puede haber de todo en la viña del Señor...
Muy buen relato, usté tiene imagination cosa que me está faltando ultimamente Ale :(
Muy bueno!!!
La combinación de diálogos con referencias es siempre lo mejor de las historias...
El parque Rivadavia en los noventa... todo eso es cierto ¿no existe más todo eso?
No voy a Buenos Aires desde el 96, y eso que nací allá...
Si es cierto que todo eso no existe más, que bajón...
Saludos!!!!!
proxima entrada invitado especial: Micky Vainilla( me acordaba de la genialidad de Capusotto, con el comentario de Necio Hutopo, y tu contestacion)
yo tengo un amigo que también había forrado mi lucha para poder leerlo en el tren...
muy bueno amiguin, perdón por la largfa ausencia, estoy poniéndome al día
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