¿Imposible?
Creí que estaba enamorado. Si todo era como la teoría lo indicaba, el constante revoloteo de mariposas en mi estomago y el alto grado de estupidez que invadía mi ser eran la afirmación de la teoría del amor.
No todo terminaba allí: el simple contacto con ella me provocaba temblores, tartamudeo, sudoración excesiva y en algunos momentos mi presión bajaba tanto que se me nublaba la vista.
El objeto de mi deseo se llamaba… bueno eso no es lo importante, sinceramente nunca lo supe, nunca me animé a preguntárselo, pero tenia cara de Natalia o de Solange tal vez, pero nunca de Norma o de Estela, de solo pensar que su hermosa anatomía estaba arruinada por algún nombre que no correspondiera a su hermosura horrorizaba.
Dicen que si se desea mucho una cosa, esta se hace realidad. Un hombre me dijo una vez que: a veces los sueños parecen imposibles, luego se vuelven improbables, pero que con el tiempo y la fuerza de voluntad adecuada se transforman en inevitables.
Alguien debió decirle a ella que se había convertido en el sueño imposible de alguien, para que al menos se vuelva improbable, pero al parecer nadie se lo comunico y su conquista siguió siendo imposible.
No pasaba un día sin pensar en ella, no podía dejar de imaginarme lo felices que podríamos llegar a ser estando juntos. Jamás dejaba de pensar en todo lo que yo le podría brindar, pero no pensé que a ella no le interesara lo que yo tuviera para darle. De todas las mujeres en el mundo justo vine a enamorarme de la equivocada ¿Por qué tuve que escoger a ella? ¿Por qué tuve que enamorarme de esta mujer?
Un día deje de verla, ya no pasaba mas por mi puerta, ya no la volví a ver nunca mas y a la inversa de lo que un gran hombre me dijo cierta vez, este amor que pudo ser inevitable, con el tiempo se volvió improbable, para finalmente convertirse en algo imposible.
Creí que estaba enamorado. Si todo era como la teoría lo indicaba, el constante revoloteo de mariposas en mi estomago y el alto grado de estupidez que invadía mi ser eran la afirmación de la teoría del amor.
No todo terminaba allí: el simple contacto con ella me provocaba temblores, tartamudeo, sudoración excesiva y en algunos momentos mi presión bajaba tanto que se me nublaba la vista.
El objeto de mi deseo se llamaba… bueno eso no es lo importante, sinceramente nunca lo supe, nunca me animé a preguntárselo, pero tenia cara de Natalia o de Solange tal vez, pero nunca de Norma o de Estela, de solo pensar que su hermosa anatomía estaba arruinada por algún nombre que no correspondiera a su hermosura horrorizaba.
Dicen que si se desea mucho una cosa, esta se hace realidad. Un hombre me dijo una vez que: a veces los sueños parecen imposibles, luego se vuelven improbables, pero que con el tiempo y la fuerza de voluntad adecuada se transforman en inevitables.
Alguien debió decirle a ella que se había convertido en el sueño imposible de alguien, para que al menos se vuelva improbable, pero al parecer nadie se lo comunico y su conquista siguió siendo imposible.
No pasaba un día sin pensar en ella, no podía dejar de imaginarme lo felices que podríamos llegar a ser estando juntos. Jamás dejaba de pensar en todo lo que yo le podría brindar, pero no pensé que a ella no le interesara lo que yo tuviera para darle. De todas las mujeres en el mundo justo vine a enamorarme de la equivocada ¿Por qué tuve que escoger a ella? ¿Por qué tuve que enamorarme de esta mujer?
Un día deje de verla, ya no pasaba mas por mi puerta, ya no la volví a ver nunca mas y a la inversa de lo que un gran hombre me dijo cierta vez, este amor que pudo ser inevitable, con el tiempo se volvió improbable, para finalmente convertirse en algo imposible.
3 comentarios:
me gustó, sobre todo la relación de la belleza física con los nombres
seguí escribiendo ted
(...) veces los sueños parecen imposibles, luego se vuelven improbables, pero que con el tiempo y la fuerza de voluntad adecuada se transforman en inevitables (...)
Uno igual nunca sabe, ¿no? Nadie sabe con que se atan las cosas y cuando se desatan.
Quizá al personaje le llegue cuando no la espera.
Mientras no se llame Natalia Natalia, todo bien, ¿no?
Interesante texto...
Un concejo, al fondo negro, siempre mejor letras blancas, el otro azul no lo leo por el fondo, no me lo tome a mal.
Saludos.
Hola:
Es cierto, llamarse Estela o Norma quitan el apetito amoroso por el ser amado (tan ardientemente y en secreto).
Si se llama Lydia, ni te cuento.
Beso,
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