sábado, 6 de diciembre de 2008

Legion del Kaos. Preludio. El Hombre en la oscuridad.



…Y todo ¿por qué? Porque soy judío ¿Y el judío no tiene ojos, no tiene manos, ni órganos, ni alma, ni sentimientos, ni pasiones? ¿No se alimenta de los mismos manjares, no padece las mismas enfermedades y se cura con las mismas medicinas, no tiene calor en verano y frío en invierno? Si le pican ¿No sangra? ¿No se ríe si le hacen cosquillas? ¿No se muere si le envenenan? Si le ofenden ¿no trata de vengarse?...

“El Mercader de Venecia”

William Shakespeare.


Simón Siegelman estaba al acecho, como una gárgola esperaba paciente; observaba los movimientos. Nuevos vecinos habían llegado al barrio.
Los rumores de que una mafia china estaba operando en el barrio porteño de Once, eran más que ciertos y Simón no podía permitirlo. Había perseguido a los chinos hasta un taller clandestino del barrio del Abasto.
Se había y encaramado en un techo y desde esa posición dedicado a observar. Trató de descifrar el milenario idioma hablado por estos de ojos rasgados, pero no consiguió nada. Solo sabía que habían montado un taller de costura clandestino y estaban haciendo trabajar a peruanos y bolivianos como esclavos.
El factor sorpresa era fundamental. Si podía acercarse lo suficiente a los guardias y desarmarlos sin hacer el menor ruido. El trabajo ya estaría acabado.
La capa azul oscuro lo cubría, lo hacia imperceptible para cualquiera que mirase hacia el tejado. Aspiró profundo llenado sus pulmones de aire y se lanzó sobre el mas grande de los guardias, este apenas alcanzó a darse vuelta para ver abalanzarse sobre el a una figura humana vestida con un traje gris arratonado, con una estrella de David dorada en el pecho y una capa del tamaño de una sabana de dos plazas. No logró ver el rostro de su atacante, solo alcanzó a ver una barba enrulada y prominente.
-¡Uhhh! –dijo el coreano, que a esta altura ya estaba tendido en el suelo, mientras Kabalah se encargaba de llenarle el rostro de moretones. Por la derecha se acercaba un coreano de traje blanco dispuesto a descargar el contenido de una Uzi en el cuerpo de Simón, pero con un rápido movimiento este le lanzó dos pequeñas estrellas de David que se le clavaron en la mano, dejándosela inutilizada para disparar.
Cuando el que yacía en el piso ya estaba fuera de combate, Kabalah se encargó del resto. No fue fácil, mañana amanecería con algunos moretones en la cara que le resultarían difícil de ocultar en la sinagoga.

Media hora después…

Kabalah esperó a un costado, apartado de la policía, como lo hacia siempre. Sin estorbarlos y sin que lo estorbaran, siempre lo dejaban recoger muestras en la escena del crimen.
Se dio vuelta para ver como se llevaban a los coreanos esposados. Solo uno de ellos se atrevió a mirar a Kabalah. Los otros agacharon la cabeza y los rostros magullados. La mirada del vigilante judío fue fría y al oriental se le puso la piel de gallina. Un comentario interrumpió el cruce de miradas.
-Te pasaste de jurisdicción Kabalah –dijo la voz, Kabalah se dio vuelta y vio al comisario Solano. Un hombre de unos sesenta años de cabello entrecano y bigote de escobillón, vestía un gamulán y llevaba puesto un traje que alguna vez había sido sofisticado, pero que gracias al paso del tiempo y al mal salario de empleado público se había convertido en una pieza de museo.
-Comisario Solano, a veces nos vemos obligados a hacer cosas que no son éticas para mantener cierto orden ¿No le parece?
-No se si pueda cubrirte en esta, solo podés operar en Once. Es el trato que hicimos con el viejo Kabalah. Espero que se mantenga.
-Son apenas unas cuadras, ademas los tiempos cambian –respondió Simón en un tono arrogante.
-Desde que tomaste el manto de tu predecesor, todo ha sido mas violento…
-Espere –interrumpió –Ya le dije que hago lo que esté en mis manos para mantener el orden y eso incluye la violencia. Ademas ya no estamos en los setentas o en los ochentas, hoy en día cualquiera puede tener un arma de guerra en sus manos con solo tener el dinero para comprarla.
-Te lo advierto. No te pasés de piola pibe. Hoy te cubro. Mañana no.
-Entonces. Voy a dejar que todo Buenos Aires se infecte de crimen y violencia y en menos de un año va a estar que Kabalah regrese. Me retiro.
-Sos canchero pendejo, con tu mentor nunca tuve problemas.
-El es harina de otro costal.
Simón caminó hasta un desagüe de tormenta y se metió en las redes cloacales que unen todo Buenos Aires.
Buenos Aires es una ciudad misteriosa, muchos dicen que una de las puertas al infierno se encuentra sepultada bajo la red de subterráneos, mito que por el momento no nos detendremos a estudiar, también se dice que durante el gobierno de Perón, este mandó construir una serie de túneles que unieran los puntos mas importantes de la ciudad, con la finalidad de escapar si se producía algún golpe de estado, después de la muerte del general toda esta red cayó en el olvido, pero fue rescatada por un hombre. Un hombre de casi ochenta años que en este momento estaba en su departamento del barrio de Once mirando con ojos asustados la televisión.
Crónica TV anunciaba con letras rojas los atentados alrededor del mundo mientras mostraba imágenes crudas de los escombros de la casa de gobierno y a la policía y los bomberos que empezaban a llegar.
RIIIIIIIINNNNNNNNGGGGG!!!
-Hola –dijo Samuel Silverberg.
-Hola, buenas noches esta es una llamada de Ostrander Corporation. Aguarde en linea por favor.
Samuel tragó saliva, lo mas temido había llegado. Como caballero que era debía cumplir con el pacto que había hecho en esa cervecería de Berlín al finalizar la guerra.
Escuchó lo que Ostrander tenía para decir. Y por su mente desfilaron imágenes que creía pérdidas, imágenes de un pasado casi borrado a fuerza de volcar su vida a la religión. Se vio en aquel campo de concentración en Dachau esperando a que sus padres regresaran de las “duchas”, se vio peleando por un trozo de pan duro y por un par de botas decentes. Vio en su cabeza el rostro de aquel anciano judío que aseguraba ser el mítico Kabalah y que le contaba historias todas las noches, en su mente escuchó la voz del viejo que le decía: “Continua con el legado Samuel”. Mientras le entregaba uno de los sagrados Sefiroth, que según el mito le daban el poder a Kabalah. Recordó el día que se llevaron al viejo y todo lo que vino después. Las vidas que quitó, la huida de Dachau y todos los pecados que esa guerra le hizo cometer.

Hace algunos minutos…

Simón caminó los húmedos pasillos de los túneles. Los conocía a la perfección, tenia el mapeado grabado en su cabeza. Se sentó en una pila de ladrillos y se quitó la mascara que ya comenzaba a sofocarlo. Con delicadeza comenzó a curarse las heridas que le había dejado la pelea con la mafia. Se dio cuenta que en el hombro tenia una herida hecha con un arma punzante y reparó en varios tajos más. Se dijo que el viejo traje de lycra ya no era suficiente protección, era hora de un cambio. Si iba a ser Kabalah. Lo haría a su modo. No tenia ganas de volver a casa y escuchar el sermón del viejo Samuel, se quedó un rato mas descansando en los túneles.
Kabalah había cerrado los ojos, pero un sacudón, un leve temblor lo despertó. Sintió que del techo se desprendía polvillo y que la pared a su espalda reverberaba y muy a lo lejos algo parecido a una explosión.
Simón se puso la mascara y corrió en dirección al río. Esperaba no equivocarse ni tampoco encontrarse de nuevo con Solano. Una cosa era el Abasto, pero si lo llegaba a encontrar en Congreso o en la zona de la Rosada, las cosas se iban a poner jodidas de verdad.
Algo en su cinturón vibro, era su celular con una llamada entrante.
-Hola.
-Simón vení para el departamento.
-¿Qué pasó?
-Nos tenemos que ir a Nueva York.
-¿Qué?

12 comentarios:

Duquesa de Katmandu dijo...

Elijo torta de miel de hace una semana.
Me gusta su denuncia social y la correspondiente aplicación de la justicia judía. Y capa tan amplia de Simón, también.

Beso justiciero

La gata Roma dijo...

Jo, si es que no me preguntes porqué, pero siempre he tenido una especial admiración o atracción por los judíos, y eso que la que teóricamente es mi religión es otra.. Pero en esta tierra de conversos andaluza, con sangre mezclada de civilizaciones, algo me debió tocar, lo que explicaría cosas como que al igual que los judíos, no como marisco.
Kisses

P.S. Perdón por mis ausenias, le juro que no doy másde mi...

Anónimo dijo...

El viejo y querido Kabalah, aún recuerdo su vieja disputa con el Hombre Vinchuca...

es que Buenos Aires es muy chica para dos admiradores del orejas puntiagudas

Necio Hutopo dijo...

Y bueno, esto se pone, cuando menos, pluricultural...

María Jesús dijo...

A sí que, el cinturon de plata era para portar el celular. Jardinero ¿Lo que nos pones en los post, son parte de algún relato que tienes escrito?

Besitos

Anónimo dijo...

de verdad que te gustan las armas jardinero del caos..

hay te voy a presentar uno de la mara salvatrucha...

!esos si son de verdad!

y como son miles,y dispuestos a todo con su pinche vida...son casi invencibles...jejeje

solo pase a saludarte en tu caos..

HEY..ME IMAGINO QUE SOS SOLTERO..
PUES NO HAY MUJER QUE LE GUSTE EL CAOS.

the FUNKY DOG Style! dijo...

eso dicen ahora, pero lo que esta narrando el jardinero es la mas pura verdad, se los digo yo que se de lo que hablo...

therealfunkydog.blogspot.com

oenlao dijo...

voy a leer su historia. no descuide al caos.

Caracola Light dijo...

A mi sí me gusta el caos. Y me pasa como a la Gata Romas, siempre he sentido una atracción por los judíos. Tienen un incosnciente coelctivo cultural muy curioso. me estoy leyendo un libro "Marcas de la infancia" que está genial sobre el tema. Salduos

Jardinero del Kaos dijo...

duquesa: jewish justce comming soon!!!

gata: todos hemos de tener una pizca en la sangre.

galan: como olvidarlo, a pesar de que el hombre vinchuca usara un improvisado traje verde.

hutopo: a falta a de ponerse interesante...es lo que hay.

m. jose: sigo sin entender.

el vademecum o como diablos se llame: me imagino que es virgen pues no hay mujer a la que le gusten los pelotudos!!!

funky dog: you're the best!!!

oenlao: gracias!!!

soportandome:saludos, y si esto de la admiracion hacia el pueblo de moises es mutua. nos vemos

oenlao dijo...

buena historia.

Los dibujos de Hache dijo...

Buen blog, buena historia, buen recurso el de las introducciones. Saludos, volveré!.

Robar es delito penado por la ley...

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