jueves, 6 de noviembre de 2008

Legion del Kaos. Vol I. Numero 1.


El abogado.

¿Cuántos años habian pasado desde al explosion en Chernobyl?
¿Veinte años? No tomé ningún recaudo en especial para meterme en la zona contaminada, según el informe TORCH, todo andaba bien. Al llegar al aeropuerto los de la agencia nuclear ucraniana me advirtieron a cerca de los peligros de entrar en la zona contaminada…firmé el formulario 28-B. sin leerlo. Lo que yo iba a buscar bien valía una cuota de radioisótopos en mi sangre, al menos me estaban pagando bien por este trabajo…
No me dejaron entrar con un vehiculo alquilado. Cuando le dije a la recepcionista de Hertz hacia donde me dirigía, no solo me negó el coche. Me echó a patadas, no tuve mas remedio que comprar un cacharro viejo y apestoso, para nada ostentoso, solo me alcanzaba con que me llevara hasta Chernobyl.
“Fabricado con orgullo en la Unión Soviética” decía en una chapa adosada al chasis, no pude mas que esbozar una sonrisa burlona, mi abuelo era de Ucrania, conozco un poco del idioma, el viejo vivió mas años en América que en Ucrania, pero nunca se despego de su idioma natural. Ya cumplí una parte de mi misión en este viaje. El ultimo deseo de mi abuelo fue que sus cenizas volvieran a Ucrania, ya me deshice de ellas…la misión hacia la que me dirijo es mas compleja.
El aeropuerto quedo muy atrás, ya empiezo a meterme en una zona que nadie en su sano juicio penetraría, Kiev ya quedó atrás, mientras mas me acerco, mas miedo siento, es sugestión dirán, pero creo sentir como me va envolviendo la radiación.
Pasé por el primer control hace media hora, volvieron a advertirme de los peligros que supone la exposición a elementos radioactivos, me ofrecieron el formulario 28-B. nuevamente, intenté explicarles que ya lo había firmado, pero parecieron no entender…la aguja de mi contador Geiger no oscilaba mucho, era algo tranquilizador, aunque me permití pensar que estaba funcionando mal (llámenme paranoico).
Paso el “Bosque Rojo” (no es que el bosque tenga alguna afiliación política en particular, es solo un nombre) me da escalofríos, aun hay restos de lo que alguna vez fueron pinos, ¡aterrador! En el horizonte logro divisar la ciudad de Chernobyl, es un pueblo fantasma, como esos de las películas de John Wayne, pero peor.
Otro control me detiene a las puertas de la ciudad, después de exhibir, pasaporte y demás documentación, me extienden otro formulario 28-B.
-ya lo firmé -les digo en mi precario ucraniano.
- ¿Está usted seguro?
-¡Si. Dos veces!
-¡No importa! -me extendió un bolígrafo y me miró amenazantemente, accedí.
Los dos militares levantaron la barrera y finalmente pude ingresar a la ciudad, era tentadora la idea de recorrer las calles olvidadas por dios, tan tentadora que lo hice (mas tarde me arrepentiría).
Volví a poner los ojos en mi contador Geiger, esta vez la aguja oscilaba de manera acompasada, un frío terrible me caló los huesos o tal vez fue pánico, el silencio era ensordecedor.
-Mierda, ahora o nunca…
Bajé del automóvil y camine por las calles desoladas, el pueblo es como un cuerpo sin vida. Es como si llegaran un día y te dijeran: “Hey amigo, tienes que salir de tu casa, pero no te molestes en llevarte nada, si tienes la suerte de volver las cosas van a estar esperándote…no te molestes en cerrar ventanas y puertas, créeme, nadie va a intentar robarte nada”
Paso junto a lo que aparentemente fue una plaza, hay algunos juguetes abandonados, como si los niños hubiesen sido arrastrados mientras estaban jugando, alguien debe estar llorando por el caballito de madera que se dejó aquí (si aun vive), es tentador llevarse un souvenir, el formulario 28-B. lo prohíbe terminantemente.
-Solo se vive una vez –recojo del piso un autito de juguete y lo meto en mi bolsillo.
El carrusel oxidado de la plaza gira por el viento, casi todo está oxidado, definitivamente. Dios se olvidó de este lugar, la vegetación que crece es amarronada, parece estar muerta aun antes de echar raíces.
Camino unos metros más y allí está: La famosa Central Nuclear de Chernobyl, una mole de concreto que se erige amenazante a quinientos metros de mi persona. Esta vez el escalofrío es de miedo, no lo dudo. El contador Geiger sigue igual, me prometo pasar por la central antes de irme, aun no he encontrado lo que busco.
-¿Qué hace aquí? -me pregunta una voz marcial.
- Busco a alguien.
-¡Aquí no hay nadie! Váyase.
-No puedo volver con las manos vacías
-Está bien, firme esto americano loco -adivinaron, me extendió otro 28-B. firmé, se fue feliz, hablando entre dientes.
- Gracias-no se me ocurrió otra cosa que decir. Aun nos guardan rencor por eso de la guerra fría, yo era un niño por ese entonces, estuve en la casa blanca de excursión un par de veces con la escuela y créanme, con lo ostentoso que somos los americanos, de existir el famoso botón rojo lo exhibiríamos con orgullo. ¡Todo es patrañas!
Subí al coche, la calefacción estaba tan muerta como la ciudad.
Esta lleno de carteles escritos en “Soviético”, oxidados obviamente. “Bienvenidos a Chernobyl, hogar de la energía atómica y orgullo de la U.R.S.S.”
Otra sonrisa se me escapa de los labios (hoy no le veo la gracia).
Me guío por los mapas que me dieron en la “Compañía”, mi destino está cerca.
El 36 de la calle Pripíat estaba frente a mí. De todas las casas esta parece ser la única que tiene vida. Mediante fuentes diversas la “Compañía” sabe que sus habitantes jamás de se arriesgaron a abandonarla, aun no se sabe si viven, esa es mi misión.
Aprieto el puño y golpeo la puerta de chapa oxidada.
TOC, TOC, TOC…
El contador Geiger se vuelve loco, la aguja se mueve de manera convulsiva, cunado levanto la vista. Alguien me espera en el umbral de la puerta.
-¡Hola, mi nombre es Walter Kupperberg, abogado! –extiendo mi mano, esperando a que sea estrechada.
-…
-¿Hablas ingles?
Ella niega con la cabeza, es rubia de ojos azules fríos como su patria, mide al menos un metro ochenta, su cuerpo es el de una diosa griega y fue concebido con orgullo hace veintiséis años en la Union Sovietica.
- ¿Emina Sevenko? -otra vez el improvisado ucraniano.
-Si, y usted es…
-Walter Kupperberg, abogado. Traigo una propuesta que le puede llegar a interesar.
-Adelante por favor, no viene gente muy a menudo por aquí.
-No lo dudo, no lo dudo...


Continúa…

4 comentarios:

Necio Hutopo dijo...

Voy... De verdad soy el primero?

Bueno, triste ser el primero para decir que espararé hasta que acabe la cosa para dejar un comentario...

Duquesa de Katmandu dijo...

Elijo filtro solar factor 20 (los descendientes de Kiev lo necesitamos).

Como segunda digo... Supongo que la "Compañía" no es ENTEL, no?
Ay... 1986...


Beso de tía apretando los mofletes

La gata Roma dijo...

Juas… el autito, que linda palabra por cierto, aquí dirían el cochecito… Yo también me lo habría llevado, pese al formulario.
Kisses

P.S. En mi blog tiene un regalo, no es un enano de jardín, lo siento, pero mientras espera….

Rara Avis dijo...

Me ha encantado eso de "el cuerpo de una Diosa Greiega"....

voy correndo a leer la segunda parte que he visto ahí arriba...

besos

Robar es delito penado por la ley...

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